Las rapaces por naturaleza son muy desconfiadas y cautas, por lo que tenerlas a tiro de mi modesto zoom de 300 mm. no es una tarea nada fácil, porque exige tenerlas realmente cerca (unos 8-10 metros para el cernícalo y unos 12-15 metros para las demás). Mucho pateo buscando las mejores ubicaciones en sus territorios de caza y mucho tiempo en la elaboración de los hides son tareas imprescindibles para tener éxito, así como incontables horas de espera en espacios reducidos y muchas veces incomodos y fríos.
Al final la cosa no ha ido mal del todo, y aunque no he podido completar el póker, si me he quedado en un trio de auténtico lujo: una hembra de cernícalo vulgar, una calzada de morfo claro y una hembra de aguilucho lagunero.
El ratonero se me ha escapado, aunque la verdad es que este invierno los he notado especialmente escasos en la Albufera, pues solo tengo anotadas un puñado de observaciones en todo el invierno.
Aun así, tuve a uno localizado a finales de diciembre en un descampado a las afueras de Silla, aunque tras algún intento en vano de fotografiarlo, dejo de venir por el descampado y se me paso la oportunidad pues ya no conseguí ninguna localización fiable de esta especie.
Aguila calzada de morfo claro |
Hembra de aguilucho lagunero oocidental |
Hembra de cernicalo vulgar |
Algunos de los hides usados para las rapaces:
En el interior de un cumulo de carrizo viejo y seco |
Aprovechando un viejo puesto de caza |
En el interior de un denso matorral de lentisco |
tumbing bajo un denso matorral de lentisco |
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