El ratón de campo (Apodemus sylvatucus) es un roedor de pequeño tamaño
que no supera los treinta y cinco gramos de peso. De hábitos esencialmente
nocturnos, cuenta con una cabeza voluminosa, dotada con unos ojos negros,
grandes y prominentes que sobresalen del rostro, adaptados a la visión de
noche, en la que se desenvuelve con soltura. Tiene unas orejas bien
desarrolladas, con los pabellones auriculares erectos, su cola es larga y
poblada de pelo corto. Su coloración es marrón, con tonalidades rojizas.
Casi totalmente nocturno, vive en oquedades diversas o bien en
madrigueras, excavando cámaras y galerías. Su longevidad muy raramente excede
de los 2 años, y durante el invierno no experimentan letargo, sino que se van
alimentando de las reservas almacenadas anteriormente.
El ratón de campo ocupa un amplio espectro de ecosistemas, pues puede
estar presente tanto en zonas semiáridas cercanas al mar como a alturas que
rondan los 1.800 metros en zonas de clima templado y húmedo. Es más frecuente
en ambientes con moderada cobertura vegetal, ya sea de árboles o de arbustos,
pues así corre menor peligro de depredación.
Se alimenta sobre todo de bayas, frutos y semillas como castañas,
bellotas, piñones, hayucos, moras... También come insectos, frutos carnosos,
hongos, flores y partes aéreas de las plantas. A su vez, es presa principal de
muchos depredadores, como rapaces nocturnas, diurnas, otros mamíferos
carnívoros, serpientes y a veces otros no especializados como garzas o urracas.
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