Sus hojas caducas son simples, escuamiformes (forma de escama que se acoplan unas a otras) y distribuidas de forma alterna. Son muy pequeñas (de unos 2 mm) y tienen una forma que va desde triangular a aovada.
Cuando florece, en primavera, las flores aparecen agrupadas en espigas cilíndricas de color blanco-grisáceo que da un bonito tono plateado a toda la planta. Más tarde, en el otoño, produce unos frutos en forma de cápsula piramidal.
El taray es una especie que tiene preferencia por suelos salinos húmedos y por márgenes de ríos y arroyos con sustrato arcilloso, así como en los cauces de las ramblas con un relativo régimen de aguas, pero en terrenos secos, calurosos y de mucha luz.
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