jueves, 30 de abril de 2020

ESCRIBANO PALUSTRE


El escribano palustre es uno de nuestros paseriformes más raros y amenazados, pues ha visto mermar sus poblaciones hasta niveles preocupantes (en torno a 500 parejas) en los últimos tiempos. Durante el invierno, sin embargo, recibimos abundantes ejemplares procedentes de Europa, aunque su número también viene manifestando un notorio descenso.
Es un escribano más bien pequeño. Los machos tienen una cabeza distintiva de color blanco y negro, y partes superiores veteadas de color marrón herrumbre y negro. Las hembras tienen un aspecto más apagado.
En la Península elige casi exclusivamente zonas palustres con abundante vegetación (preferentemente carrizales), aunque suele desplazarse a campos abiertos cercanos a humedales donde abunden los eriales, los bordes de cultivo o los barbechos para alimentarse de semillas. Prefiere carrizales poco densos, con poca agua superficial, donde se reúne en dormideros durante el invierno. 
A lo largo de la mayor parte del año se alimenta de semillas de diversas plantas anuales y arvenses. En el periodo reproductor, como sucede con otros granívoros, incorpora a la dieta diferentes invertebrados, sobre todo insectos, que constituyen además el alimento básico de los pollos.





  

 

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