jueves, 28 de julio de 2022

COGUJADAS COMUNES

Tras las gangas ibéricas, la especie más abundante en la sesión de esteparias de Codo fue la cogujada común.

Aquí en la comunidad valenciana, la cogujada más común es la montesina, siendo raro poder observar la común; por lo que ante tal abundancia, no tuvimos más remedio que aprovechar la ocasión y darnos un festín  de cogujadas comunes, tanto adultas como inmaduras.

 


domingo, 24 de julio de 2022

GANGA IBERICA

La ganga ibérica es un ave terrestre de mediano tamaño (aprox. 39 cm) de tonos terrosos miméticos. Cabeza y cuello anaranjado. Ojos con anillo ocular azulado. Parte superior de la garganta negra. Pecho castaño rojizo con bordes negros. Dorso y alas anaranjadas con ocelos (círculos que parecen ojos) dorados y listas oscuras. Zona ventral blanca. Pico y patas grises. Tarsos emplumados. Cola muy larga y apuntada, blanca por la parte inferior. Hembras menos vistosas. Ocelos azulados, garganta blanca y bandas negras en cuello y pecho.

Especie ligada a las estepas y zonas semidesérticas. Prefiere llanuras semiáridas, pastizales, marismas secas y cultivos extensivos de cereal con mosaicos de leguminosas y barbechos. Evita siembras con cierta altura y zonas con arbolado disperso.

Su dieta, casi exclusivamente granívora, está constituida sobre todo por pequeñas semillas de plantas herbáceas, preferentemente leguminosas, de las que a veces come sus hojas. En general es mayor el consumo de grano cultivado en verano y de semillas silvestres en invierno. Este tipo de alimentación exige la toma regular de agua, especialmente en épocas calurosas, cuando acude a los bebederos al menos dos veces diarias: dos o tres horas después del amanecer, y una o dos horas antes del ocaso.

Esta especie presenta un estado de conservación desfavorable en España. La principal amenaza, con diferencia, procede de la pérdida de hábitat ocasionada por los profundos cambios que ha sufrido en las últimas décadas el medio rural y agrario, como consecuencia de la intensificación agrícola, la reducción de linderos y barbechos (en 20 años, la superficie de estos últimos ha descendido un 30-60%, según regiones), la reforestación de tierras agrarias y el aumento de olivares y regadíos (un 25-30% en los últimos 20 años). Asimismo, se sigue perdiendo hábitat favorable para la ganga por culpa del avance de la urbanización y la expansión de las infraestructuras. Y a estos factores hay que sumar el uso excesivo de plaguicidas, la caza ilegal y una elevada carga ganadera. Todo ello ha producido un fuerte declive en la población (al menos un 30% en 20 años) y en su área de distribución en todos los núcleos españoles.