Ahora mismo, más allá de un paso de limícolas bastante flojete y la llegada de las primeras rapaces invernantes, hay poco que fotografiar por la albufera, así que nos vamos a Contreras a intentar fotografiar cabras montesas. Me han comentado que son abundantes y se dejan ver con relativa facilidad, sobre todo al atardecer.
Así pues, planeamos una espectacular excursión por los cuchillos del Cabriel y durante el recorrido ya las iremos buscando a ver si las podemos afotar en buenas condiciones.
El río Cabriel discurre sinuoso creando un singular conjunto de meandros, entre los embalses de Contreras y Embarcaderos, en Cofrentes, lugar donde confluye con el río Júcar. El Cabriel, frontera natural entre Castilla la Mancha y la Comunitat Valenciana, nos ha brindado en su discurrir uno de los más bellos y caprichosos paisajes fluviales mediterráneos.
Es en este tramo, entre Contreras y Embarcaderos, donde el río se encaja en la meseta valenciano-manchega tallando un profundo y angosto cañón, al tiempo que meandriza entre los materiales calizos y yesíferos mesozoicos. El resultado es un paisaje abrupto, de curiosas formaciones geomorfológicas, hostil por la escasa accesibilidad y por su difícil tránsito, y quizás también por ello, todavía excelentemente conservado.
Los Cuchillos de Contreras no son más que una estratificación originada, principalmente, por la erosión de la parte blanda de la roca caliza y dolomítica, todo ello debido a la acción fluvial. Esto ha generado que, con el paso del tiempo, las montañas en este punto hayan adquirido formaciones verticales gracias a numerosas crestas acuchilladas.
Hay un sendero señalizado que parte de Venta Contreras y en un corto y fácil trayecto de ida y vuelta (unos 8 km en total y apenas algún desnivel apreciable) recorre el fondo del cañón acompañando el tranquilo discurrir del rio y pasando por la parte más estrecha y abrupta de los cuchillos, deparando un gran espectáculo natural.
Gran parte del recorrido transcurre por el interior de una finca privada, como anuncia un cartel a la entrada de la misma junto con las normas para poder transitar por este camino.
En cuanto a las cabras, todo lo que había oído era cierto, son muy abundantes y hay que tener muy mala suerte para no encontrarte con alguna de ellas. En este caso hicimos hasta cinco avistamientos de distintos ejemplares, destacando a una confiada hembra que pacía hierba tranquilamente mientras pasábamos por su lado a escasos metros y un grupo de jóvenes cabras que jugueteaban entre las rocas a la sombra de una fresca umbría.
Muy muy recomendable por su belleza, la abundancia de cabras montesas y por su sencillez, que permite hacerla incluso con niños relativamente pequeños.
