domingo, 6 de marzo de 2016

PERDIZ ROJA

La perdiz roja es un ave rechoncha de tamaño mediano. Ambos sexos son iguales. Posee vientre anaranjado y flancos llamativos con barras blancas, negras, marrones y grises; patas desnudas y fuertes; garganta blanca y pecho moteado de negro; dorso pardo grisáceo; y patas, pico y anillo ocular rojos.
Su reclamo es muy característico. Sólo canta el macho; emitiendo un sonido repetitivo, como un chasquido “chac-chac-chaac” que se repite a intervalos. Se inicia con una serie de cloqueos cortos que dan paso a una serie de frases trisilábicas con ritmo acelerado y aumentando en intensidad.
Su hábitat preferido es el campo cultivado mezclado con monte bajo, aunque también puede encontrarse en otros tipos de terreno, siempre que haya suficiente alimento, agua y vegetación cobertora. Con frecuencia corre velozmente a peón antes de iniciar un vuelo raudo y directo, en el que de vez en cuando bate las alas con inusitado vigor, movimiento que alterna con planeos. Suele volar distancias cortas, posándose pronto en tierra para continuar apeonando.
Resulta especialmente abundante en el centro y sur peninsular, y más escasa en el litoral mediterráneo y la cornisa cantábrica.
Se trata de una especie sedentaria, aunque se han descrito trashumancias altitudinales en zonas de alta montaña durante el invierno. 
Su dieta consiste fundamentalmente en semillas de plantas herbáceas, hojas, raíces y, en menor medida, también artrópodos. La alimentación de los pollos en las primeras semanas de vida se basa en el consumo de insectos.  
Para su desgracia, la perdiz roja es la pieza reina de la caza menor en nuestro país y por ello sufre una presión cinegética insoportable. 





































 

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