lunes, 27 de abril de 2015

LAS ARTERIAS DE LA MARJAL

Si el ecosistema de la marjal se pudiera asemejar de alguna manera con el cuerpo humano, las acequias sin duda alguna serían las arterias, pues por ellas circula el agua, que es la fuente de vida necesaria para mantener vivo un ecosistema tan especial y rico como el de los arrozales.
Así pues, aunque las acequias pueden parecer en algún momento un lugar insalubre y sucio, nada más lejos de la realidad, su importancia es capital y más aún en estos momentos en que los arrozales están completamente secos, y sin su aporte hídrico, la marjal sería un lugar mucho más desolado de lo que ya parece.
Esta mañana me he dado una vuelta por la marjal de Catarroja para observar aves y a ver si podía echar unas fotillos. 
Había dos tractores roturando la tierra de algunos campos. Esta operación se suele llevar a cabo después de la perellona, aunque este año se puede haber retrasado un poco a causa de las fuertes lluvias de finales de marzo que volvieron a inundar los arrozales cuando ya estaban completamente secos. 
Con respecto a la avifauna, el panorama es totalmente distinto al de hace apenas un mes. Ya pululan por aquí las aves que utilizan este entorno para reproducirse como los chorlis, las cigüeñuelas y las canasteras. También se nota que han llegado las garcillas cangrejeras, prácticamente ausentes durante el invierno y que ya se empiezan a ver con profusión.
En unas tres horas de observaciones, he podido ver: pollas de agua y cigüeñuelas, algunas garcetas comunes, garcillas bueyeras y garzas reales, azulones (en los campos secos y en las acequias),  chorlitejos chicos, algunas gaviotas reidoras, 4 gaviotas cabecinegras, palomas torcaces y semidomesticas, estorninos negros, urracas, un par de verderones, gorriones comunes y molineros, 2 moritos, 4 garcillas cangrejeras, 1 lavandera boyera, canasteras, algún charran volando, 1 zampullín chico, buitrones y una rata común. 
Las cigüeñuelas parece que aún no han empezado con las tareas de reproducción, no así los chorlitejos chicos, de los cuales ya he podido ver un par de nidos en algunos  descampados y eriales que hay entre los campos de arroz. 
  

Tractor roturando un arrozal

Las garcillas cangrejeras ya han llegado


Cigüeñuelas rebuscando insectos en arrozales roturados






Gaviotas cabecinegras junto a reidoras en campos recien roturados
Solitaria garcilla bueyera
Puesta de chorlitejo chico
Las acequias son la unica fuente hidrica en la seca marjal








Chorlitejo chico en el ribazo de una acequia

Urraca asomando detras de un ribazo de una acequia
 

martes, 21 de abril de 2015

TRIO DE RAPACES

Para este invierno que ya ha acabado me había propuesto  el objetivo de fotografiar al póker de rapaces que de forma más abundante y regular visitan nuestro parque natural durante la época invernal: el cernícalo vulgar, el aguilucho lagunero, el águila calzada y el busardo ratonero.
Las rapaces por naturaleza son muy desconfiadas y cautas, por lo que tenerlas a tiro de mi modesto zoom de 300 mm. no es una tarea nada fácil, porque exige tenerlas realmente cerca  (unos 8-10 metros para  el cernícalo y unos 12-15 metros para las demás). Mucho pateo buscando las mejores ubicaciones en sus territorios de caza y mucho tiempo en la elaboración de los hides son tareas imprescindibles para tener éxito, así como incontables horas de espera en espacios reducidos y muchas veces incomodos y fríos.
Al final la cosa no ha ido mal del todo, y aunque no he podido completar el póker, si me he quedado en un trio de auténtico lujo: una hembra de cernícalo vulgar, una calzada de morfo claro y una hembra de aguilucho lagunero. 
El ratonero se me ha escapado, aunque la verdad es que este invierno los he notado especialmente escasos en la Albufera, pues solo tengo anotadas un puñado de observaciones en todo el invierno.
Aun así, tuve a uno localizado a finales de diciembre en un descampado a las afueras de Silla, aunque tras algún intento en vano de fotografiarlo, dejo de venir por el descampado y se me paso la oportunidad pues ya no conseguí ninguna localización fiable de esta especie. 


Aguila calzada de morfo claro
Hembra de aguilucho lagunero oocidental
Hembra de cernicalo vulgar

Algunos de los hides usados para las rapaces:


En el interior de un cumulo de carrizo viejo y seco
Aprovechando un viejo puesto de caza

En el interior de un denso matorral de lentisco
Detalle de por donde asomara el teleobjetivo
A la distancia del cebo el hide es totalmente invisible
tumbing bajo un denso matorral de lentisco
Detalle del tumbing
   

domingo, 19 de abril de 2015

EL TARAY

El taray (Tamarix canariensis) es un arbusto o arbolillo muy ramificado, con unas ramas largas y muy flexibles, desde la base o cerca de ella y que puede llegar a una altura de hasta 8 metros.
Sus hojas caducas son simples, escuamiformes (forma de escama que se acoplan unas a otras) y distribuidas de forma alterna. Son muy pequeñas (de unos 2 mm) y tienen una forma que va desde triangular a aovada.
Cuando florece, en primavera, las flores aparecen agrupadas en espigas cilíndricas de color blanco-grisáceo que da un bonito tono plateado a toda la planta. Más tarde, en el otoño, produce unos frutos en forma de cápsula piramidal. 
El taray es una especie que tiene preferencia por suelos salinos húmedos y por márgenes de ríos y arroyos con sustrato arcilloso, así como en los cauces de las ramblas con un relativo régimen de aguas, pero en terrenos secos, calurosos y de mucha luz. 









 

RATON DE CAMPO

El ratón de campo (Apodemus sylvatucus) es un roedor de pequeño tamaño que no supera los treinta y cinco gramos de peso. De hábitos esencialmente nocturnos, cuenta con una cabeza voluminosa, dotada con unos ojos negros, grandes y prominentes que sobresalen del rostro, adaptados a la visión de noche, en la que se desenvuelve con soltura. Tiene unas orejas bien desarrolladas, con los pabellones auriculares erectos, su cola es larga y poblada de pelo corto. Su coloración es marrón, con tonalidades rojizas.
Casi totalmente nocturno, vive en oquedades diversas o bien en madrigueras, excavando cámaras y galerías. Su longevidad muy raramente excede de los 2 años, y durante el invierno no experimentan letargo, sino que se van alimentando de las reservas almacenadas anteriormente.
El ratón de campo ocupa un amplio espectro de ecosistemas, pues puede estar presente tanto en zonas semiáridas cercanas al mar como a alturas que rondan los 1.800 metros en zonas de clima templado y húmedo. Es más frecuente en ambientes con moderada cobertura vegetal, ya sea de árboles o de arbustos, pues así corre menor peligro de depredación. 
Se alimenta sobre todo de bayas, frutos y semillas como castañas, bellotas, piñones, hayucos, moras... También come insectos, frutos carnosos, hongos, flores y partes aéreas de las plantas. A su vez, es presa principal de muchos depredadores, como rapaces nocturnas, diurnas, otros mamíferos carnívoros, serpientes y a veces otros no especializados como garzas o urracas.