Desde hace un par de semanas ya se empiezan a ver aguiluchos laguneros
por la marjal. Deben de ser los primeros ejemplares en llegar de su viaje
migratorio, pero ciertamente aun no son muy abundantes.
Desde hace una semana estoy cebando en una acequia que el año pasado me
dio un resultado fabuloso con estas rapaces y esta mañana he intentado una
sesión a ver si sonaba la flauta.
Evidentemente era un intento algo precipitado y el resultado como era
de prever no ha sido el deseado. En vez de la rapaz, los que han acudido al
reclamo de la carne han sido solo actores secundarios, aves oportunistas que no
desdeñan la carroña si se les presenta la ocasión.
Así pues, en las tres horas de sesión, solo han aparecido una urraca
con aspecto un tanto desaliñado, una gaviota sombría (que se ha puesto las
botas) y una garza real. También estuvieron merodeando por el lugar dos
garcillas bueyeras, otro carroñero ocasional, aunque al final no entraron a las
carcasas de pollo porque la presencia de la garza real las intimido.
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