viernes, 10 de noviembre de 2017

EL RAPOSO FURTIVO

La fotografía de aves en la naturaleza, y más si cabe si son rapaces, llevan implícito un trabajo previo personal o de otras personas. Es prácticamente imposible una foto de calidad de una rapaz en un encuentro fortuito en el campo.
Ese trabajo necesario es variopinto y suele incluir un pequeño cebado previo a las sesiones. Para obtener información de los avances en los preparativos, podemos usar una cámara espía de fototrampeo, cuyo funcionamiento es básicamente una cámara de video la cual filma un video de 30 segundos (esta duración se puede elegir) cada vez que se produce un movimiento delante de su sensor, con lo cual podremos saber exactamente que aminales han pasado delante de la cámara durante el tiempo en que la tengamos en funcionamiento.
Así pues, en un terreno cercano a Valencia por el que merodea algún que otro ratonero, puse la cámara espía un día entero (24 h) y me lleve la sorpresa de que quien se llevaba las carcasas de pollo no eran las rapaces, sino una pareja de simpáticos raposos. 
Esto no hace sino abundar en el éxito de la especie, que se ha sabido adaptar muy bien a los cambios que ha introducido el hombre en su hábitat, siendo capaces de sobrevivir en un medio muy antrocipado sin que casi nadie repare en su presencia.





  


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