La mantis religiosa o santateresa, es uno de los insectos que más llama
la atención, no sólo por sus características físicas, sino por su comportamiento.
Perteneciente a la familia de las Mantidaes. Este pequeño animalito, recibe ese
nombre tan particular por la posición que adoptan sus patas delanteras, dando
la sensación que estuviera rezando.
Este insecto es alargado y muy delgado, mide entre 4 y 7,5 cm. tanto su
cuerpo como sus patas son de un color verde brillante a o amarronado, que le permite
camuflarse perfectamente entre los árboles y plantas.
Las patas delanteras de la mantis religiosa son poderosas armas de caza
con las que atrapa a sus presas. La tibia anterior de las patas delanteras se
extiende y se repliega como si fuera una herramienta automática. Estas tibias
están provistas de una suerte de espinas que le permiten atrapar, con
facilidad, a otros insectos.
La cabeza de este insecto es triangular, provista de dos ojos
compuestos y entre ellos, tres ojos sencillos. La cabeza de la mantis posee una
gran movilidad y puede rotar hasta 180°. En el tórax posee un único oído.
La mantis religiosa es un insecto solitario y diurno. Sólo se reúne una
vez al año para la procreación. Para que la hembra acepte aparearse con el
macho, éste debe realizar toda una ceremonia que le permita atraer la atención
de la hembra y al mismo tiempo evitar que ella lo confunda con una presa y se
lo coma.
Cuando la hembra acepta al macho, éste se acerca y se produce la
cópula. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la hembra termina confundiendo
la cabeza del macho con un “regalo nupcial” que finaliza con la hembra
devorando al macho, ya sea durante o luego de la procreación. A este fenómeno
se lo denomina canibalismo sexual. Cuando la hembra devora al macho tiene la
precaución de no afectar el sistema nervioso hasta que la cópula haya
finalizado, para no abortar el procedimiento de procreación.
Luego de la cópula la hembra segregará una espuma blanca, que recibe el
nombre ooteca, donde depositará entre 100 y 300 huevos. Esta espuma es colocada
entre las ramas de los árboles y allí comienza a solidificarse, protegiendo los
huevos.
La hembra de la mantis religiosa pone sus huevos en
otoño y estos darán lugar a las crías, recién en primavera. Aquí también se
produce un fenómeno de canibalismo, ya que los primeros ejemplares en nacer
terminarán comiéndose a sus hermanos más retrasados en abandonar ese lugar.
Este mecanismo colabora en mantener la población de estos insectos controlada.
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