martes, 25 de agosto de 2020

PROYECTO ARROZALES DE PASO


L’Albufera de Valencia es uno de los humedales más importantes de la península Ibérica y una de las zonas de producción de arroz más destacadas de España. Este espacio protegido, que comprende 21.120 hectáreas de superficie, supone además un punto de parada para la alimentación y descanso de miles de aves migratorias en sus diferentes desplazamientos entre los lugares de nidificación e invernada. Es también un paisaje cultural cargado de singularidades y de un rico patrimonio vinculado con la agricultura del arroz, la pesca, la caza y el agua.
Sin embargo, la marcada homogeneidad del paisaje del arroz y la intensificación de prácticas de cultivo hace que la superficie de lugares apropiados para el descanso y alimentación de las aves se vea casi ausente, en particular durante los meses en los que muchas especies (en este caso limícolas) realizan su desplazamiento migratorio hacia los lugares en los que pasar el invierno.  
Por ello, la FundacióAssut y SEO/BirdLife han puesto en marcha el proyecto «Arrozales de paso», una iniciativa que tiene por objeto favorecer los lugares de alimentación y descanso para las aves acuáticas migratorias en L’Albufera. 
La idea del proyecto es muy sencilla. Favorecer el hábitat para las aves migratorias (entre los meses de julio y octubre de cada año) en los arrozales del Parque Natural de l’Albufera. La propuesta pasa por gestionar y manejar aquellos arrozales (pocos) en los que el cultivo del arroz ha fallado por diferentes razones, propiciando unas condiciones adecuadas para las aves migratorias.  
El proyecto pretende localizar aquellas parcelas de arrozal que no hayan sido cultivadas o en las que el crecimiento del cultivo no haya tenido éxito. En determinados casos, un desarrollo descontrolado de determinadas plantas adventicias, la afección de determinadas plagas o enfermedades e incluso problemas climatológicos, pueden ocasionar una pérdida completa de la producción que da como resultado que esos campos queden abandonados y cubiertos de vegetación durante meses. En estos casos, se pretende favorecer un hábitat óptimo para las aves migratorias (en especial las aves limícolas) llevando a cabo una serie de trabajos agrícolas que permitan mantener la parcela de cultivo libre de vegetación y con agua. Para ello es necesario roturar los campos en los que haya fallado el cultivo con el empleo de tractores provistos de los medios para ello. La idea es mantener estas pequeñas parcelas limpias y libres de vegetación, permitiendo en la medida de lo posible un nivel de inundación reducido. El beneficio en este caso es doble ya que, con el control de la vegetación adventicia que se desarrolla en estos arrozales fallidos, se evita también la proliferación de plantas no deseadas en el cultivo, evitando su desarrollo y expansión a las parcelas de arroz vecinas y reduciendo su presencia en un futuro. 
La creación de estos reducidos enclaves inundados y sin vegetación permite la llegada de una gran cantidad de aves, especialmente limícolas, flamencos, fumareles, moritos, patos y otras aves acuáticas, que encuentran en estas pequeñas parcelas unos lugares óptimos en los que descansar y alimentarse entre los meses de julio y octubre. Las cifras registradas de aves en ocasiones llegan a ser importantes, con censos por encima de las 500 aves en un solo campo. Teniendo en cuenta que estas aves se van renovando continuamente (cada día nuevos individuos llegan y otros siguen su camino) la cifra total de aves que se ven favorecidas con esta medida es mucho mayor. De este modo, varios miles de limícolas llegan a utilizar estos pequeños espacios a lo largo de los meses en los que estas parcelas están disponibles para las aves. 
En el proyecto, que cuenta con el apoyo de Gracomsa Alimentaria, colaboran varios agricultores locales, que se benefician a su vez de una gestión que controla el crecimiento de «malas hierbas» en los campos y contribuye a prepararlos para la próxima campaña. Arroceros que participan en la iniciativa facilitando los trabajos de «fangueo» de varios campos en los que la planta del arroz no se ha desarrollado con éxito. Tras unos primeros resultados «muy positivos», según los promotores de la idea, el proyecto «Arrozales de paso» tendrá continuidad en años futuros, en los que se espera crear la mayor superficie posible de hábitats para este grupo de especies amenazadas.















 

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