En una de las vistas al estany de Pujol, me llamo mucho la atención que una hembra de cigüeñuela estaba al cuidado de nada menos que ocho pollitos.
No sé cómo ha podido darse esta circunstancia, debe de ser por adopción o algo similar, porque las mayores puestas que yo he podido observar en las cigüeñuelas nunca han sobrepasado los cuatro huevos.
Estaba pendiente de ellos y a la mínima señal de peligro, se ponía en cuclillas y los llamaba, ante lo cual los ocho pollitos acudían a su regazo y se escondían bajo las plumas de su pecho, dando una imagen más que curiosa con la hembra de cigüeñuela colgándole las patas de los ocho pollitos. Vamos, que parecía un ciempiés muy singular.
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