viernes, 15 de enero de 2021

TRAS LOS PASOS DE FILOMENA

Tras varios meses de inactividad senderista (confinamientos, problemas personales, rotura de menisco el pasado mes de febrero, etc.) ya tenía muchas ganas de volver a retomar una actividad que me recarga las pilas como pocas.

Aprovechamos el paso de Filomena, una tremenda borrasca que ha dejado cubiertas de nieve muchas comarcas del interior de nuestra comunidad, para reencontrarnos con la montaña a lo grande.

Así, este pasado día 12 programamos una ascensión al Montabrer, punto culminante de la Sierra de Mariola, desde la población de Agres. La idea era intentar un doble objetivo, disfrutar de la nieve en una de las ascensiones más bonitas que se pueden hacer dentro de nuestra comunidad e intentar localizar un grupo de acentores alpinos que según tengo entendido vienen a invernan todos los inviernos a esta cima tan emblemática.

Todo el recorrido es por senda, contando con el doble marcaje del PR.CV.27 y del G.R. 3330.

Ascensión muy exigente (12,5 km y 850 metros de desnivel), pues aunque la distancia no parece excesiva, hay tramos de dura pendiente y hoy había que contar con la dificultad añadida de la nieve y la presencia de placas de hielo en algunos tramos del camino.

Tuve dudas si podría culminar la ascensión por falta de entrenamiento y dudas sobre mi rodilla dañada, pero había que intentarlo.

Al final todo fue un éxito. El esfuerzo ha sido grande y lo page con unas buenas agujetas durante al menos un par de días, pero valió la pena, cada gota de sudor vertida la montaña me la recompenso con creces. Paisaje sencillamente espectacular, la nieve empieza a parecer a partir de la cota 800 metros y ya en la plataforma superior (a la altura del refugio) la nieve lo cubre todo, incluso con espesores muy importantes en las zonas de más umbría. Mención aparte la nieve acumulada en los árboles cercanos a la cima, modelada de forma caprichosa por el embate del viento. Por si esto fuera poco, los acentores alpinos no faltaron a la cita, y tal y como había leído en otros blogs, en la misma cima un grupito de 7-8 de estos encantadores pajarillos nos dieron la bienvenida. Muy confiados, se acercan mucho a los excursionistas, supongo que a pillar los restos de comida que la gente pueda dejar al comer o almorzar. Hoy se habrán llevado una buena sorpresa, pues a cambio de dejarse fotografiar, les he llevado una ración generosa de tenebrios (gusanos de la harina) que habrán supuesto un muy buen complemento de proteínas a la austera dieta que tendrán soportar en estas alturas.

 

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