Seguimos andando por la sierra de Espadan y seguimos chequeando las especies de aves más interesantes que pueblan estos montes.
En este caso repetimos visita a la masía Mosquera, pero si hace unos días entramos desde Almedijar coronando el cerro Román, en esta ocasión entramos desde Azuebar por el barranco de Falaguera.
Es una ruta eminentemente forestal, corta y muy sencilla (unos 7,5 Km y apenas 250 metros de desnivel), pero en realidad era un recorrido más enfocado a localizar aves que a hacer muchos kilómetros. Además, anoche llovió abundantemente por aquí y estaba todo muy mojado. El tiempo está un poco loco y hemos tenido de todo, pues nos ha caído un pequeño chaparrón a la altura de la masia y finalmente, cuando paso la tormenta, incluso ha salido el sol.
El coche se aparca en un ensanchamiento de la pista de Azuebar, justo donde acaba el asfalto y hay espacio para aparcar 4-5 coches. El camino comienza rodeado de campos de cultivo, pero poco a poco nos adentramos en uno de los mejores alcornocales de toda la sierra de Espadan. Primero aparecen algunos ejemplares y poco a poco se va haciendo más denso el bosque a la vez que aparecen ejemplares mastodónticos, varias veces centenarios. Y así, casi sin darnos cuenta nos veremos sumergidos en un espléndido bosque de alcornoques de una gran calidad medioambiental. Como colofón, cerca de la masía hay tramos especialmente umbríos con helechos e incluso algunos castaños. Hay un sendero escondido que recorre este corto tramo de umbría, muy cerrado por los helechos, algunas zarzas y un tronco de un viejo alcornoque caído, pero es autentico caviar para los amantes de los bosques húmedos. No te lo puedes perder y como recomendación personal recorrerlo un día de lluvia o nublado intensifica los verdes y la sensación de umbría.
Además, la prospección ornitológica ha sido muy satisfactoria localizando especies tan interesantes como: chochín, reyezuelo listado, herrerillo común, agateador, pico picapinos, pito real, papamoscas gris, mosquitero papialbo, arrendajo, oropéndola e incluso trepador azul, lo que sido toda una sorpresa pues a esta especie no lo ubicaba en estas latitudes.
Como la ruta ha sido corta, no podía dejar pasar la ocasión de intentar fotografiar al trepador y he improvisado una sesión a ver que salía. Para ser “un aquí te pillo, aquí te mato” pues no ha estado mal del todo, el trepador azul ha entrado un par de veces, pero con mala luz y mala orientación y como tal, las fotos han salido bastante reguleras y lejos de la calidad que me gusta. Además, el plumaje de trepador que vino estaba muy estropeado y deslucido, supongo que debido a las tareas reproductoras. Ha sido un buen intento y un buen aprendizaje; tomamos nota de los fallos cometidos y lo volveremos a intentar.