Probamos sesión de tumbing en un baldío en busca de limícolas, pero el elevado nivel de agua del arrozal no presagiaba una buena sesión.
No iba mal encaminado el presentimiento y al final tras una hora y media de espera, solo aparecieron un morito y una cigüeñuela.
El botín de especies fue muy escaso, pero el bonito entorno y la cálida luz del arrozal justifican suficientemente la sesión.
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