Aprovechando que estamos en Castilla en tierras de Dulcinea y ya camino de vuelta, visitaremos un par de pueblos de la ruta de los molinos de viento y haremos una ruta senderista por las hoces de Alarcón.
La Ruta de los Molinos de viento es una experiencia manchega donde los puntos de unión son encontrar multitud de molinos de viento, esos 'enemigos imaginarios' de Don Quijote.
La ruta pasa por diez pueblos cargados de historia, de los cuales nosotros visitaremos Campo de Criptana y Mota del Cuervo. Entre ambos pueblos suman 17 molinos de viento restaurados y situados en lo alto de sendas colinas.
La ruta de la Hoz de Alarcón, señalizado como PR-CU 71, nos propone un viaje al pasado, a una época de tierras fronterizas, de armaduras y de espadas contra cimitarras. Murallas y torres nos saldrán al paso, transportando nuestra imaginación al medievo, a la par que disfrutamos de un entorno de película. No en vano, la fortificada villa de Alarcón, punto de inicio y final del sendero, se haya en lo alto de una pequeña península formada por una profunda hoz del río Júcar.
Aunque hay vestigios de asentamientos íberos y romanos, el nombre de la villa tiene su origen en la época de la dominación árabe. De esta misma época es su magnífico castillo, hoy convertido en un parador, y la muralla. El sendero, circular, nos saca del pueblo a través de su muralla y nos lleva a través de las defensas exteriores, siempre con unas magníficas vistas de la población y de los meandros del Júcar, para, después, meternos de lleno en la angostura excavada por el río en la roca caliza, en un recorrido de gran interés histórico, geológico y paisajístico.
Recorrido sencillo y suave (unos 9 km y 250 metros de desnivel) que es un auténtico espectáculo. Durante el recorrido por la parte alta, sorprendimos un macho joven de cabra montés ramoneando en un campo de olivas.
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