Rememorando las excursiones que mejor recuerdo han dejado en mi
memoria, sin duda, no puede faltar alguna en la Tinença de Benifassa, una
subcomarca del BaixMaestrat , frontera con Cataluña y Aragón y un paso
histórico montañoso a solo 40 km. del Mediterráneo.
Parque natural desde el año 2006, encierra un variado relieve de cimas,
collados y barrancos espectaculares, conformando un macizo cuya flora reúne
especies propias de climas húmedos, como es el caso del tejo, el haya, el acebo
y el pino negral. En la vertiente norte de las sierras se extiende una
selvática frondosidad fruto de la convivencia del boj con el helecho y el
enebro. Su gran valor botánico se completa con la abundancia de plantas únicas
y endémicas de estos lugares.
En las Pascuas del 2011, me desplace con un par de colegas a estas
tierras del norte a realizar una de las excursiones más bellas que se pueden
hacer dentro de la comunidad valenciana: del Panta de Ulldecona a Fredes por el
PR-75.1 pasando por el Portell del Infern y descenso nuevamente al Panta de
Ulldecona por el PR.75.2 pasando por el Salt de Robert. Las previsiones de
tiempo eran de lluvia, pero con todos los preparativos listos desde hacía un
par de días, no era cuestión de posponerlo.
El día amaneció incluso soleado y llegamos a pensar que quizás las
previsiones meteorológicas se podrían haber equivocado. El ascenso hasta el
Portell del Infern es maravilloso, una senda emboscada entre un precioso pinar
de umbría, serpentea salvando la dura pendiente hasta alcanzar los los
ciclópeos murallones calcáreos del Portell del Infern.
Sin embargo, nada más traspasar el Portell y ya cerca de Fredes, el
tiempo dio un cambio radical, unos negros nubarrones nos engulleron y el cielo
se abrió sobre nuestras cabezas. Empezó a llover torrencialmente y así estuvo
de forma intermitente hasta acabar el recorrido.
El descenso por el PR.75.2 lo tuvimos que hacer con cierta premura
porque el aguacero lejos de amainar cada vez cogía más intensidad, pero el
recorrido no desmereció en nada a causa de la lluvia, incluso lo mejoro en
calidad, las vistas aéreas de los abruptos barrancos de la zona entre jirones
de niebla fantasmal eran fantásticos y los húmedos y frescos bosques recién
mojados tenían unos colores todavía más intensos de lo habitual.
Llovió con tal intensidad que a pesar de los paraguas y los
chubasqueros que llevábamos, acabamos calados hasta los huesos, incluso en un
par de cruces por el barranco nos tuvimos que mojar los pies, porque el nivel
de agua había subido de forma ostensible y las piedras del vado estaban
totalmente sumergidas.
No hemos vuelto desde entonces, pero en el momento de hacer el
recorrido la señalización de los senderos era muy deficiente con muchos cruces
de sendas sin marcar. Una verdadera pena, porque la ruta es de imprescindible
realización para todo amante de la montaña y sin el adecuado marcaje el
recorrido era complicado de seguir.
Tremendos paisajes, ademas con esos dias de brumas y lluvia que lo hacen aun mas fantastico
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