Volvemos a Chovar y al barranco de Ajuez, pero en esta ocasión recorreremos la senda de Miguel Ten, la cual desconocía y me ha resultado muy interesante. Posteriormente descenderemos a Chovar por el barranco de Ajuez, recorriéndolo en sentido inverso al de la última vez. El simple hecho de recorrer el mismo sendero en ascenso y en descenso nos hará disfrutar de paisajes distintos según el sentido de la marcha. Por supuesto, seguiremos prospectando la fauna de estas montañas ya que hemos cambiado de estación y es posible que también haya cambios de especies.
El recorrido es corto y sencillo (6,5 km y 300 metros desnivel), pero muy disfrutable. Además, al tener que hacer pocos kilómetros nos da para disfrutar del recorrido con mayor pausa y además haremos un intento de fotografiar al reyezuelo listado, un avecilla diminuta y muy vistosa a la que le tengo muchas ganas.
La senda Miguel Ten arranca de la parte alta del pueblo y tras un recorrido muy atractivo siguiendo el perfil de la sierra acaba en el Coll de la Malladeta. La senda arranca impetuosa y con gran pendiente (casi todo el desnivel se hace en los primeros dos kilómetros) y por terreno un poco áspero y pedregoso; pero a mitad de recorrido, la senda se nivela, el entorno mejora mucho, el bosque se afianza y se disfrutan de unas vistas impresionantes sobre el barranco de Ajuez, sus pináculos rocosos de rojo rodeno y las montañas que lo circundan. Además, esta mañana la naturaleza nos ha regalado un amanecer con una fina neblina que bajaba de la cumbre del Nevera y que le ha dado al paisaje un juego de luces y sombras realmente espectacular (las fotos no le hacen justicia ni de lejos).
Desde el mismo Coll de la Malladeta sale el sendero que desciende por el barranco de Ajuez en dirección a Chovar. De este sendero que ya conocemos, hay poco más que decir, transitamos por un excelente bosque maduro de alcornoques con tramos muy umbríos y espectaculares, como el estrechamiento del barranco cuando pasa por el pie del Castellet y los alrededores de la fte Fresca. Además, se pueden visitar diversos vestigios de la minería de la zona y debido a las últimas lluvias bajaba abundante agua por el barranco.
Sobre la avifauna, el primer cambio es que hay muchos menos cantos y faltan algunas especies que eran habituales hace poco más de un mes como los papamoscas, mosquiteros, oropéndolas y alguna que otra más. Asimismo, han llegado los colirrojos tizones y hay muchos más petirrojos que antes. Las especies residentes todo el año se siguen escuchando, aunque con menos frecuencia: carbonero común, herrerillo común y capuchino, pinzón, mirlo, curruca cabecinegra y rabilarga, agateador, reyezuelo listado, chochín, pito real, arrendajo, trepador azul (de esta especie solo un canto y lejano), cernícalo, halcón peregrino, verderón común y mito.
Mamíferos no he llegado a verlos, pero si sus rastros. En el cami de Miguel Ten he visto boñigas muy recientes de jabalí y abundantes cagarrutas de cabra montés.
Con respecto al reyezuelo la cosa no la ido mal, he podido fotografiarle a buena distancia, pero el muy granujilla se ha posado en una rama muy sombreada y con muy mala luz. Pero la sesión es buena pues lo difícil es acercarse lo suficiente para tenerlo a tiro de foto y eso se ha conseguido. Tomo nota y en el próximo intento hay que mejorar el tema de la luz.